martes, 14 de abril de 2009

Capítulo XXVIII: ¡Mamá televisión nos cuida bien A TODOS!

Señoras, señores, si tienen en sus casas, lugares de trabajo o gimnasios un televisor en plenas facultades televisivas, desde "La ejecución del autor ha sido cancelada" les pedimos con nuestra mejor sonrisa, les instamos, les suplicamos que conecten hoy con el canal autonómico catalán K3 puntualmente a las 13.40 O a las 20.05 O a las 20.30.

Porque hoy se estrena ESTO.



¿Y qué tiene ESTO de especial?, se preguntarán. Pues bien, les diré que la única, la inimitable, la inefable Enigmática M ha dado voz a uno de los personajes.

Es decir, yo.

Yo, yo, ¡YO!

Queda dicho.

Este mensaje es especialmente válido para aquellos lectores que disponen de audímetro en sus casas. Porfi.



P.D.: No tiene nada que ver con lo anterior, pero es que si no lo digo, reviento. Me acabo de enterar por el blog de Guillem Bayarri de que SCOTT McCLOUD vendrá al XXVII Saló del Còmic de Barcelona. ODIOSMÍODIOSMÍODIOSMÍO. ¡Mamá, sácame el saco de dormir que me voy a hacer cola!

jueves, 2 de abril de 2009

Capítulo XXVII: Zack Snyder ama el cómic, Frank Miller ama a Frank Miller, y Alan Moore es un señor muy peludo


Es un hecho que las adaptaciones de cómic postmoderno están resultando más rentables que el juego de cuchillos jamoneros que regalan con el periódico. Esto es así porque de estas adaptaciones surgen películas que atraen a los cines a perfiles muy distintos de espectador, a saber:

a) Fans hardcore del cómic que esperan la película tanto o más que su primera relación sexual.

b) Fans hardcore del cómic que esperan la película tanto o más que su primera relación sexual para ponerla a caldo y sentirse muy indignados y con mucha superioridad moral para decir que Alan Moore es DIOS, Hollywood está lleno de profanos filisteos y la película nunca, NUNCA supera al libro.

c) Modernillos y gafapastas que no han leído el cómic pero saben que está de moda y es bastante alternativo y, por lo tanto, les interesa. Muy probablemente, acabarán diciendo que la película nunca, NUNCA supera al libro.

d) Adolescentes que no han leído el cómic, ni ganas, y que van a ver "Watchmen" esperando otro "300", y se van a quedar a cuadros.

e) Gente que se dejó las gafas en casa y se equivoca de sala en el cine. ¡Pasa más a menudo de lo que crees!


A lo mejor resulte un poco lerdo triangular "3oo" con "The Spirit" y con "Watchmen", pero parece evidente que las tres pertenecen a un mismo movimiento, al que titularé ahora mismo con un título digno de todos esos intelectualillos que han llenado miles de posts en sus miles de blogs comparando los atributos del Dr. Manhattan del cómic con los de Billy Crudup.

Y en "La ejecución del autor ha sido cancelada", no seremos menos.
Si esto fuera una película de Paco Martínez Soria, y Billy Crudup una moza
de buen ver, el pie de foto diría "¡La Virgen, qué domingas!"



Lo llamaré EL ONANISMO DE LA VIÑETA EN LA PANTALLA CINEMATOGRÁFICA.

¿Cómo se te queda el cuerpo, Fernandito?

Empecemos por el principio: Cuando Zack Snyder dirigió "300", el chaval de quince años que llevaba dentro y había alucinado en colores (y, probablemente, también se habría excitado más de lo que las hormonas heterosexuales permiten admitir al ver los cuerpos ebúrneos de los espartanos) con el cómic y sentía reverencia divina por Frank DIVINO Miller, así que hizo la película que Frank DIVINO Miller vio en su cómic. Y cuando Frank DIVINO Miller vio lo bien que quedaba su cómic en la gran pantalla, se dijo "¡Pues si resulta que yo ya sé dirigir y no lo sabía!".

Así que Frank DIVINO Miller, con esa cara de desayunar limones que tiene, cogió lo que había aprendido trabajando con Robert Rodríguez, y se dijo, ¿me adapto a mí mismo otra vez? NOOOO. Veamos, ¿quién anda por aquí que sea más DIVINO que yo?

Freud lo hubiera pasado bomba analizando la relación entre Frank Miller y Will Eisner. Will Eisner era feliz en su papel de sabio y benévolo maestro, pero Frank DIVINO Miller creo yo que no estaba muy contento con ser el Pequeño Saltamontes. Tal vez le gusten los saltamontes, pero es evidente que, de pequeño, nada. Frank Miller quería ser el GRAN Saltamontes. El ENORME Saltamontes. El GIGANTESCO HASTA PROPORCIONES ALIENÍGENAS Saltamontes.

Así que adaptó "The Spirit". Adaptó aquí es una palabra que, precisamente, se adapta perfectamente a la situación. Mi teoría, y por favor corregidme si me equivoco es que Frank Miller estaba celoso de Will Eisner. Celoso de su papel como padre del cómic moderno, de la novela gráfica que le da de comer. Celoso de su obra. Seguro que Frank Miller en el fondo está convencido de que, si él hubiera nacido antes, el padre de la novela gráfica ahora desde luego no se llamaría Will Eisner.

"The Spirit" es, pues, el Evangelio según San Miller. Y no es que eso sea malo. De hecho, resulta refrescante ver una revisión tan independiente de un clásico. SI NO FUERA PORQUE ESA VISIÓN ES, ESENCIALMENTE, SIN CITY, TOMA DOS TAZAS. Mis momentos preferidos de toda la película fueron aquellos en que Frank Miller no podía girar la espalda a sus ancestros y honraba al padre haciendo honor al original. Si sonreísteis al ver la primera pelea entre Gabriel Macht y Samuel L. Jackson, ya sabéis de lo que estoy hablando.

¿Lo que peor me supo? Los títulos de crédito finales. Cuando empezaron, pensé: "Ay, qué bonito, Frank Miller homenajea a Will Eisner poniendo dibujos originales". ¡Angelico! Frank Miller se homenajea a sí mismo, relegando a Will Eisner a la letra pequeña de los créditos. Eso, señores, es TRISTE. Cría cuervos, Will, colega...

¿Y "Watchmen"? "Watchmen" es una buena adaptación. Zack Snyder sí es un Pequeño Saltamontes satisfecho en su papel, y deja en la película lo que tiene que dejar, quita lo que tiene que quitar, le pone un traje a Espectro de Seda Jr. que hará babear a las categorías a), b), y d) que mencionábamos al principio, y sonreír a los fetichistas del látex de verdad, no rebaja la intelectualidad de la película y valientemente acata el NC-17 que cae automáticamente por mostrar ¡genitales! en la pantalla, porque los ciudadanos de América, al parecer, viven felizmente a salvo de esa monstruosa criatura a la que la biología llama "pene" (aquí tocaría poner una aguda broma sobre tópicos raciales y Barack Obama) y, en general, es como la Navidad, pero sin turrón el Almendro ni color rojo.

Y Alan Moore, todos lo sabemos, se queja por vicio.