miércoles, 28 de mayo de 2008

Capítulo XIV: Todo lo que sé sobre los hombres me lo enseñó Bridget.

Ahora que mis temores a morir sola y ser encontrada tres semanas más tarde medio devorada por un pastor alemán se han visto reavivadas, me parece justo y necesario homenajear a la mujer que puso tal fantasía en mi cabeza.

Bridget Jones se ha convertido en el símbolo de las mujeres de los noventa. Eso no se puede discutir. Os gustarán más o menos los libros, pero las inquietudes, alegrías y dramas de la señorita Jones son los de toda una generación de mujeres que aprendieron de sus madres que las mujeres no sólo pueden trabajar y ser abnegadas esposas y madres maravillosas, sino que es preferible que lo hagan, y más preferible aún que lo hagan con ropa interior de Victoria's Secret. De lo contrario, acabarán como horrendas solteronas que visten de tweed y tienen un bulldog al que llama Billy en lugar de marido.

Por ello, Helen Fielding debería haber recibido algun tipo de reconocimiento. Quiero decir, a J.K. Rowling le dieron el Príncipe de Asturias por hacer que los niños cambiaran la PlayStation por los foros de internet en los que se discutía si Harry Potter moriría en el séptimo libro, y a Camilo José Cela le dieron el Nobel de Literatura por ser un señor un poco impresentable que escribía cosas extraordinarias en su tiempo libre. Lo más normal del mundo es que Helen Fielding tuviera el premio que se merece por haber retratado a la perfección a toda una generación de mujeres. Pero la vida no siempre es justa.

Bridget Jones nos enseñó que aunque no sepas dónde está Alemania, aunque tengas a una amiga feminazi-chaquetera, a otra amiga cuyo novio es Vil de nombre y de naturaleza, y un amigo gay que en la vida ha tenido más novios que tú pares de bragas, aunque tus muslos sean de la consistencia de la gelatina de tapioca, aunque por las mañanas tu pelo parezca un nido de pájaros después de una rave, aunque nadie te respete en el trabajo, aunque tu madre sea una entrometida en technicolor, aunque te metan en la cárcel por supuesto tráfico de drogas cuando vuelves de vacaciones en Tailandia, y aunque tu jefe caradura y fóbico al compromiso te metiera mano en el ascensor, hay un Mark Darcy al final del túnel que tiene un trabajo apasionante y con una nómina aún más apasionante, que vive en la revista "El Mueble", que te dice que sin ti, nada le parece divertido, que encuentra atractivos tus michelines y valora tu sana curiosidad por los libros de autoayuda.

Aunque, fuera de Londres, los Marc Darcys del mundo parecen estar escondiéndose, y la vida no es más que un eterno círculo de pashminismo.

¿¡DÓNDE ESTÁ MI MARK DARCY!?

sábado, 24 de mayo de 2008

Capítulo XIII: Ella Encantada... de la vida

Cuando nació la Bella Durmiente, una docena de hadas le dieron un puñado de dones: la belleza, la inteligencia (según la version del cuento), la bondad, etcétera. Al final, el hada mala le concedía el don de pincharse con un huso a los quince años, cosa que, francamente, me parece que, más que un don, es un fastidio, pero bueno.

Al parecer, a Gail Carson Levine también le pareció que esto de los dones quedaba un poco cojo, así que decidió escribir un libro para que todos pensáramos un poco sobre el chanchullo de los dones.

La cosas es así: Ella de Frell recibe, al nacer, de un hada un poco cabezahueca llamada Lucinda, el don de la obediencia. Las madres del mundo probablemente apreciarán el valor de este don: "¡Ordena tu habitación!", "¡En casa a las once!", "¡Ponte a estudiar!" son bienintencionadas instrucciones que Ella se ve obligada a obedecer sin rechistar. Pero como su madre es buena, no se aprovecha de este don. Pero claro, como esto es un cuento, la madre se muere, y cuando otro personaje de corazón más turbio descubre el don de Ella, se aprovecha despiadadamente de él.

A pesar de su final un poco precipitado, "Ella Enchanted" (publicada en España como "El mundo encantado de Ela" por Ediciones B) es una novela muy recomendable, especialmente para niños. No se trata de una revisión de los cuentos de hadas propiamente dicha, porque no da la vuelta a las convenciones del género, ni evidencia el subtexto ni insiste en ser una versión escrita de "Shrek", que parece haberse convertido en el parangón del revisionismo de los cuentos de hadas, sino que nos encontramos ante una nueva generación de cuento de hadas, porque la autora, al contrario que Perrault y los hermanos Grimm, ha leído a Perrault y a los hermanos Grimm, además de a Frances Hogdson Burnett, y si bien no pone nada del revés, sí es muy consciente del mundo en que vive. "Ella Enchanted" debe leerse, pues, como un cuento de hadas, sin esperar más complicaciones narrativas ni significados ocultos de los que tiene el género.

Una recomendación: No veáis la película basada en la novela (Tommy O'Haver, 2004). Sus autores sí que vieron Shrek, y el resultado es una broma de mal gusto. Aunque Anne Hathaway está monísima, como siempre, eso sí.

lunes, 19 de mayo de 2008

A falta de pan, buenas son las tortas

"Iron Man", para los que no sepáis inglés, significa "Más chulo (Iron) que un ocho (Man)", y es una película que va de cómo Robert Downey Jr. Intenta molar más que nadie, y al final lo consigue. Y de cómo luego hará otra película para molar más todavía.

Y a mí no me engañan. Al final no se enrolla con Gwyneth Paltrow, porque Pepper Potts, en realidad, es Alfred. Su maquillaje defectuoso lo delata: el tinte destiñe, y pasa de rubia a pelirroja, y las pecas aparecen y desaparecen como fuegos fatuos. Oh, Alfred, ¿por qué traicionar a tu amo? Bruce Wayne es un niñato estúpido, pero abandonarle para limpiarle las caquitas a otro niñato estúpido no es la solución, créeme.


¿A quién pretenden engañar?

Filacterias

del DRAE:

intríngulis
.

(De or. inc.).

1. m. Dificultad o complicación de algo.

2. m. coloq. Intención solapada o razón oculta que se entrevé o supone en una persona o en una acción.





viernes, 16 de mayo de 2008

Capítulo XII: A veces, la tele aún sorprende


Advertí, al iniciar este hermoso viaje por el ciberespacio aventura binaria blog, que no siempre se hablaría de libros y, vaya por dónde, hoy es uno de esos días. El que avisa no es traidor, y hoy hablaremos de televisión. La tele, TV, la caja tonta, el tubo catódico, la estantería de la muñeca sevillana de plástico o de la foto de la comunión. Eso.

Señoras, señores (redoble de tambores) la de hoy es una efeméride que debería pasar a formar parte de los anales de la historia de la televisión.

Lectores, lectoras, casi no podía creérmelo cuando lo he visto, pero de nada sirve negarnos a la evidencia: Hoy, "Supermodelo 2008", un reality show de cuatroº, famosa por sus maravillosos realities de brillante guión y cuidada realización (*MODO SUPERSARCÁSTICO: OFF*) nos ha resorprendido con ¡un momento bien guionizado!

Claro, diremos, algún día tenía que pasar, pero admito que me ha pillado completamente desprevenida. Déjenme que les cuente:

Hoy era el último día de la última fase del cásting. Ya no nos vale con la pasarela en el centro comercial, las niñas (¡y ahora también niños!) desfilando con sus madres, haciendo la prueba de los huevos, no señor. Ahora el último cásting es en "el segundo barco más grande del mundo" (¿por qué me resulta eso tan vagamente decadente?), un escenario de un kitsch y una horterez espeluznantes maravillosos, donde dos decenas de niñas monas y efebos con abdominales de granito (mayormente) se someten al veredicto de una señora mayor que lleva un pendiente en la nariz y tiene un problema patológico con enseñar la cabeza, un fotógrafo con nombre de película porno soft, una exmodelo con un cutis tan tirante que parece que se le vaya a saltar la cara y con una madre que es un cruce entre los niños bien reconvertidos en hippies e Isabel Preysler y, last, but not least, Jousi/Yousi/Housi/Chousi, "profesor de estilismo", que no engaña a nadie, porque en realidad es Carlos Areces escapado de Muchachada Nui y lo que pretende es desviar la atención del programa hacia él, que es un genio de la comedia de incógnito.

Pero me estoy extendiendo. Como decía, hoy era el último día del cásting, el día en el que se sabrían los elegidos para entrar en el Manicomio Centro de Formación. Es necesario para la historia que sepáis que uno de los aspirantes tuvo que irse a casa porque se hizo daño en la mano, pero ha regresado al barco, una vez curado, porque había sido admitido en el programa. Los profesores le han pedido que esperara discretamente, a esondidas de sus compañeros, para darles una sorpresa. A algunos de ellos ya se les había comunicado su ingreso en el centro, así que sólo quedaban unas, digamos, seis u ocho plazas por asignar, y el procedimiento era el siguiente:

Los participantes subían por una escalera, recogían un paquete envuelto para regalo, bajaban a reunirse con sus profesores y compañeros y abrían el regalo. Si el contenido del sobre era una portada de revista con su cara montada sobre una cartulina, ¡felicidades! lágrimas, mocos y abrazos, has sido el elegido. Si, por el contrario, la cartulina estaba en blanco, ¡oooh!, vaya, qué pena, puedes irte a casa, gracias por nada todo, cacho feo. Hasta aquí, todo en la mediocre línea habitual. El milagro ha ocurrido cuando la penúltima chica ha recibido su portada. Veréis, a partir de aquí, el desenlace de este momento tan, tan importante ya no tenía el menor interés. Supuestamente, la última concursante quedaba automáticamente eliminada, porque el número de chicas ya era igual al de chicos. La pobre chiquilla, al verlo, no ha podido contener su emoción, porque ya se veía arrojada por la borda, pero, sorbiéndose los mocos, ha subido la escalera en busca de su sobre. Lo ha abierto, así como de mala gana, segura de que encontraría la cartulina en blanco.

Aquí empieza lo bueno. Una mueca de extrañeza ha torcido sus hermosas facciones de niñata al ver el contenido del paquete. Urgida por sus profesores, la ha mostrado a cámara. ¡Era la portada del compañero manirroto! Momento de confusión general, hasta que los chicos, situados de cara a la escalera, han empezado a vocear y a señalar como si hubieran visto un fantasma. ¡Por la escalera bajaba el chaval de la mano escabechada, sosteniendo (con la mano buena) la portada de la última señorita!

A partir de aquí, el programa ha vuelto a su confusión habitual, planos absolutamente incomprensibles e innecesarios, y interés nulo a todos los niveles. Menos mal. Por un momento me he creído transportada a una dimensión paralela. Tengo curiosidad por saber si estos momentos de aparente genialidad (al menos, en comparación con el resto del programa) volverán a repetirse y, sobre todo, me froto las manos de anticipación sólo de pensar en la realización en directo...

En otro orden de cosas, hoy he descubierto que un rasgo distintivo de mi personalidad es que, a pesar de tener las diez temporadas de "Friends" en deuvedé, sigo viéndola por televisión cada vez que una cadena tiene a bien reponerla. A veces, la tele aún sorprende, pero, ¿es borreguismo que "Friends" siga haciéndome gracia la enésima vez que lo veo? ¿Es a eso a lo que se llama ser rematadamente genial?

miércoles, 14 de mayo de 2008

Amor de papel (uno): Oh, Johnny...

La falta de inspiración y el exceso de suspiros me mueven a abrir esta sección: Un altar digital en el que venerar a todos aquellos personajes que me han inflamado las emociones a lo largo de los años. Si tuviera once años, diría que son aquellos personajes con los que quiero casarme. Para bien o para mal, ya no tengo once años, y con más o menos inocencia, inauguro esta sección con un hombre, a falta de un sustantivo más adecuado, que desprende atractivo por todos los pelos de su felina forma.

John Blacksad puede verse como un homenaje a los detectives del polard, a todos los Sam Spades y Philip Marlowes y Humphrey Bogart haciendo de todos ellos habidos y por haber por parte de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido. Pero hay algo que distingue a Blacksad de sus homólogos, y tal vez se deba a que, es un gato y, como todos los gatos, bufa y araña, pero también ronronea: John Blacksad es capaz de sonreír. Y aunque el final de "Alma Roja" me dejó destrozada, porque deseaba con todas mis ganas que John y Alma fueran felices y comieran perdices,


Y me parece que, hasta cierto punto,
los autores también se lo plantearon


después de una escena romántica profundamente emotiva (ñoña, sí, ¡y a mucha honra!), que me dejó las rodillas como la mantequilla, no pierdo la esperanza de que John Blacksad encuentre por fin el Ammor. Porque es de pecado mortal que un hombre tan atractivo, con orejas de gato y todo, ande suelto por el mundo. La tradición detectivesca suele dejar a los personajes eternamente solteros, por considerarlos pájaros de mal agüero, o solitarios existenciales, y parece que en este caso, un gato negro no hace más que corroborar el tópico. Pero on hi ha pèl, hi ha alegria, y mientras Johnny Blacksad sigue sonriendo, yo seguiré en mis trece, segura de que, muy en el fondo, sonríe para mí.



lunes, 12 de mayo de 2008

Capítulo XI: La poesía es maravillosa, sobre todo cuando estás poco inspirada

And indeed there will be time
For the yellow smoke that slides along the street,
Rubbing its back upon the window-panes;
There will be time, there will be time
To prepare a face to meet the faces that you meet;
There will be time to murder and create,
And time for all the works and days of hands
That lift and drop a question on your plate;
Time for you and time for me,
And time yet for a hundred indecisions
And for a hundred visions and revisions
Before the taking of a toast and tea.

In the room the women come and go
Talking of Michelangelo.

And indeed there will be time
To wonder, "Do I dare?" and, "Do I dare?"
Time to turn back and descend the stair,
With a bald spot in the middle of my hair---
[They will say: "How his hair is growing thin!"]
My morning coat, my collar mounting firmly to the chin,
My necktie rich and modest, but asserted by a simple pin---
[They will say: "But how his arms and legs are thin!"]
Do I dare
Disturb the universe?
In a minute there is time
For decisions and revisions which a minute will reverse.
(T.S. Eliot, "The love song of Alfred J. Prufrock")


Ah, Thomas Stearns, fuiste un tremendo snob, probablemente misógino y, dicen, antisemita, y tus afirmaciones sobre la alta cultura me ponen los pelos de punta.

Pero tu poesía casi me da ganas de pasarlo por alto.

Además, si el fanfiction fuera una cosa seria, tú serías uno de los precedesores. Si "La divina comedia" fuera una ópera rock, este poema sería un songfic, y "The hollow men" es, sin lugar a dudas, un drabble de "El corazón de las tinieblas". ¿O no?


domingo, 4 de mayo de 2008

Capítulo X: Hagamos como que viajamos en el tiempo...

...y, tal y como dice la fecha de esta entrada, transportémonos al pasado domingo, cuatro de mayo. Porque es impensable que se me pasara esta efeméride, y se me cae la cara de vergüenza.

El cuatro de mayo es el día en que Sherlock Holmes cayó con James Moriarty por las cataratas del Reichenbach (Suiza). Sherlock Holmes y sus aventuras me gustan horrores, aunque después de mi imaginación adolescente alimentada por las hormonas, creo que nunca me sobrepuse al hecho de que Sherlock Holmes sea un señor feo.


Admiro profundamente a Basil Rathbone (con ese nombre, ¿cómo no le voy a admirar?), pero este Sherlock Holmes es un jarro de agua fría sobre el ardiente pecho de las jovencitas. Señor Conan Doyle, podría usted haber tenido un poco más de visión comercial. Si el detective de Baker street, además de detective, también hubiera sido un trágico héroe romántico, el revuelo provocado por su muerte no se hubiera dado, porque todo el mundo sabe que el destino del héroe romántico es morir trágicamente, y Conan Doyle se hubiera podido dedicar a otra cosa en lugar de a resucitar a un personaje que le daba rabia.

Pero no lo hizo, y Sherlock Holmes tampoco es que tenga muchas cualidades que le rediman. Es superlisto, vale, pero además es un snob yonqui, que es la peor clase de snob y la peor clase de yonqui que se puede ser. El fanfiction tampoco le ha convertido en un icono literario sexual, aunque en el cenagal que puede ser fanfiction.net hay historias para todos los gustos, aunque tampoco hay que ser ningún lince para sumar dos y dos y escribir slash sobre Holmes y Watson.

Pero a lo que voy. A mí quien me parece sexy es James Moriarty, porque aunque también es feo como él solo, se presta mucho más a la manipulación fuera de los parámetros del canon de su historia.


Eso, o la erótica del intelecto. Hay que ver, qué jeto... Creo que la figura del Profesor Moriarty empezó a parecerme atractiva a raíz del libro de John Gardner, "La venganza de Mortiarty" (Valdemar, 1993). A Llassans (sí, de Bayarri & Llassans, los autores de "Zombiosis", ¿habéis visto qué bien conectada estoy?) no le gustó, pero no tiene razón, y venir a este blog a decirme que es mentira es de muy mala educación, que lo sepáis.

El avatar de Holmes que sí me gustó, y mucho, fue Nicholas Rowe en "El secreto de la pirámide" (Barry Levinson, 1985, con guión de Chris Columbus).


Recuerdo ver esa película las mañanas de Navidad y fantasear con el joven Sherlock, y al ver la película en versión original y oír ese acento británico que tanto me encanta, le swoon... Es que yo a Sherlock Holmes siempre le deseé un romance, y ya ves tú, ni con Irene Adler, llamadme sentimental... Además, era supergore a pesar de ser una película para niños. Ese Chris Columbus, a veces tiene un pronto... Es una película que tiene un aire así como cutrongo, que la hace mortalmente cute.

viernes, 2 de mayo de 2008

A quien madruga, Dios le ayuda, pero no por mucho madrugar amanece más temprano

Tengo un amigo (si puede llamarse así a alguien a quien he visto en persona menos de dos veces, pero con quien mantengo una cordial relación por internet) que me propuso el siguiente experimento:

Se trata de sustituir la palabra "electricidad", y derivados, por "magia".
"Mi ordenador funciona con magia", "El otro día se fue la magia y nos quedamos a oscuras", "Batí los huevos con la batidora mágica", "Los coches mágicos se están poniendo de moda"...

Cantad todos conmigo: "I do believe in fairies! I do! I do!"

Imagen de mehmeturgut


Filacterias

Del DRAE

magia.

(Del lat. magīa, y este del gr. μαγεία).

1. f. Arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de seres imaginables, resultados contrarios a las leyes naturales.

2. f. Encanto, hechizo o atractivo de alguien o algo.

~ blanca, o ~ natural.

1. f. La que por medios naturales obra efectos que parecen sobrenaturales.


electricidad.

(De eléctrico).

1. f. Fís. Propiedad fundamental de la materia que se manifiesta por la atracción o repulsión entre sus partes, originada por la existencia de electrones, con carga negativa, o protones, con carga positiva.

2. f. Fís. Forma de energía basada en esta propiedad, que puede manifestarse en reposo, como electricidad estática, o en movimiento, como corriente eléctrica, y que da lugar a luz, calor, campos magnéticos, etc.

3. f. Parte de la física que estudia los fenómenos eléctricos.

4. f. coloq. tensión (estado anímico de excitación).

~ estática.

1. f. Fís. La que aparece en un cuerpo cuando existen en él cargas eléctricas en reposo.

~ negativa.

1. f. Fís. La que adquiere el ámbar frotado con lana o piel.

~ positiva.

1. f. Fís. La que adquiere el vidrio frotado con lana o piel.

~ resinosa.

1. f. Fís. electricidad negativa.

~ vítrea.

1. f. Fís. electricidad positiva.