Pido perdón por este post a dos bandas:
a) A algún/a adolescente que caiga por aquí y esté enamorad@ de las beldades de Edward Cullen
b) Los adultos que, muy probablemente, no habrán leído el objeto de discusión de este texto
Pero es que
Stephenie Meyer y sus libros merecen mucha atención.
"Crepúsculo",
"Luna Nueva" y
"Eclipse" pertenecen, probablemente, a la élite de los libros más mediocres de la literatura moderna. Además, se supone que son libros para adolescentes, es decir, parte potencial de la formación literaria de una persona. De hecho, es posible que formen parte del temario en alguna escuela de Estados Unidos. ESO, amigos míos, es terrorismo psicológico a gran escala.
Pongámonos en situación. Stephenie Meyer es una señora
mormona (culto que, como no conozco, me tomo muy en serio), que una noche tuvo un sueño. A partir de ahí hilvanó una serie de novelas sobre el tormentoso romance entre una chica "la mar de normal" y un vampiro que la han hecho asquerosamente rica y un icono de la literatura juvenil. Hasta ahí todo bien. Sin embargo, la incompetencia de este libro puede explicarse en cinco cómodos pasos:
i)
Nos encontramos ante uno de los casos más flagrantes de "Mary Sue"-ismo de la historia. Pero hablemos con propiedad: La protagonista de estos libros se llama Isabella "llámame Bella" Marie Swan. Bella Cisne. Y, repito, es una chica "la mar de normal". En jerga de literatura adolescente, eso significa que ella se ve muy normal, puede que incluso feúcha, pero la dolorosa verdad es que en realidad es un bellezón de portada de revista, pero no queda bien decirlo porque entonces a las niñas les entra complejo, pero en la página veintisiete ya hay dos o tres mozos pegándose por llevarla al baile. Pero a ella no le intersan estos pobres mortales. Todo su ser palpita por la criatura sobrenatural e inalcanzable, el bello vampiro Edward Cullen, quien, ¡sorpresa! descubre que, si su corazón aún latiera, sin duda palpitaría por la chica "la mar de normal", porque su sangre desprende un aroma embriagador. Por cierto, Bella es una ama de casa modelo, y escribe unas disertaciones maravillosas sobre el papel de la mujer en la época de Jane Austen. Pa' que vean.
ii)
La inconsistencia argumental es el subtítulo de todos los libros. Resumiré rápidamente lo que ocurre en todos ellos:
Paja paja paja paja paja paja paja paja paja paja paja paja
paja paja paja paja paja paja paja paja paja paja paja ¡DIOS MÍO UN VAMPIRO QUIERE COMERSE A BELLA! ¡PERO EDWARD LA SALVA! paja paja FIN.
Aunque hay que admitir que hay variaciones. "Crepúsculo" tiene lo que podríamos llamar el esquema básico. En "Luna Nueva", la cúspide de la acción ocurre en Italia, bueno, en un sitio que se llama Italia y que la autora muy probablemente crea que es Italia. Msí. Vale. Y en "Eclipse" hay una guerra de vampiros contra vampiros con la aparición estelar de los hombres lobo (¡que también aparecen en esta historia! ¡qué delicia!). Pero os quedáis con la esencia. Alguien probablemente dirá que los largos pasajes en los que no pasa nada son "hermosos fragmentos de suspensión temporal en lo que Stephenie Meyer describe a sus personajes y al mundo que los rodea a través de detalles aparentemente insignificantes", pero que no os engañen. Esto no es Kerouac.
iii)
Transmite un mensaje confuso y tendencioso sobre el sexo y las relaciones. Cosa que no tendría la menor importancia si se tratara de una novela vendida como adulta. Pero en el momento en que los editores deciden corromper las núbiles mentes pubescentes con estos libros, es necesario mencionarlo. Desde que conoce a Edward, Bella va caliente. Eso es un hecho, y nadie puede negarlo. Por las palabras de Edward, deducimos que el sentimiento es recíproco, pero el hecho de que sea un vampiro y la sangre no corra por sus venas, por aquello de estar muerto-pero-no nos hace dudar de sus artes amatorias. Qué penica, una cara tan bonita... Bien. El caso es que el mérito de Stephenie Meyer sea el de escribir una novela donde haya un gran deseo de SEXO por parte de los dos protagonistas, PERO nunca nadie utilice esa palabra. Ni derivados, ni sinónimos ni eufemismos. Los personajes quieren tener relaciones sexuales, pero no hablan de ello. Muy bien, niños, ésa es la lección número uno de las clases de educación sexual. EN LA EDAD DE PIEDRA.
¿Lo más bonito? Edward es un novio controlador y posesivo, todo un maltratador en potencia. Se pasa las noches espiando a Bella desde la ventana de su habitación. Le dice lo que tiene que hacer. La secuestra para que no haga lo que él no quiere que haga. La manipula emocionalmente. ¿Y ella? Encantada de la vida, por supuesto. Todas las acciones mencionadas son vistas por la protagonista como epítome del romanticismo. Porque además, Edward es un maestro en las frases recubiertas de nata y azúcar glas. Tomen nota, caballeros, caen rendidas.
iv)
El enfoque que se da a las criaturas mitológicas que aparecen en las novelas (vampiros y hombres lobo)
resulta, por decirlo caritativamente, descabellado. Eso realmente es una pena, pues en algún momento de la lectura uno puede llegar a creer que, en otras manos, la visión de Meyer podría resultar hasta brillante. Dejad que me explique. Edward Cullen y su familia vampira pertenecen a un clan que ha renegado de la sangre humana por motivos éticos y se alimenta sólo de sangre animal. Argumentalmente aceptable; ya es bastante malo que Edward se sienta tan intoxicado cada vez que huele a Bella, si no fuera por el férreo entrenamiento al que ha sometido a su paladar, le arrancaría la cabeza de un bocado cada vez que ella quiere... hum... cosas. Eso me parece bien. Si le aguanté al Vampiro Kasimir (Carlos Puerto) que bebiera sangría, esto no me molesta en absoluto.
Lo que me resulta incomprensible es la percepción temporal contradictoria que tienen los vampiros. Estamos hablando de seres inmortales, a quienes no les viene de un día ni de un año, que ni duermen ni respiran. ¿Para qué quieren correr a una velocidad supersónica? Que alguien me lo explique, por favor. Ah, y mi preferido. ¿Sabéis aquello que si les da el sol, los vampiros se ponen muy malos/se mueren (según la necesidad del autor de tener un clímax que ocurra de día)? Stephenie Meyer no opina lo mismo. Sus vampiros no se convierten en polvo cuando les da el sol; BRILLAN. Cito textualmente (de memoria), brillan "como si su piel estuviera hecha de miles de diamantes diminutos". Msí. Vale. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
No negaré que, a pesar de todo, la comparación entre hombres lobo y vampiros me pareció hasta muy bien encontrada. A grandes rasgos, los hombres lobo que aparecen en la novela son los guardianes de una tribu de nativos americanos, los Qileute, encuentran en los vampiros a sus enemigos naturales. Que los vampiros, por aquello de tener la sangre quieta, tengan la piel fría, y los licántropos (que en realidad son post-adolescentes macizorros que se convierten en lobo a placer) tengan una temperatura corporal febril es un paralelismo interesante, más cuando Jacob Black, uno de los lobeznos, compite con Edward por el corazón de Bella, con un gran clímax dramático cuando Jacob tiene que meterse en un saco de dormir con Bella para calentarla durante una ventisca, y no deja de pensar cochinadas, mientras Edward, quien, ¿os lo había dicho?, es capaz de leer la mente de todo el mundo menos Bella, se ve obligado a ser testigo de este despropósito y a no intervenir si no quiere que su amor verdadero de la vida de su corazón, la única persona que ha llegado a su corazón (cita textual), se muera de frío. Sobra decir que esta escena es "hawt as hell". Todo esto viene de que la familia vampira de los Cullen (con cuyo análisis podrían llenarse veinte posts como éste) y los hombres lobo se juntan para cargarse a los vampiros malvados que quieren cargarse a Bella. Nunca la colaboración entre criaturas sobrenaturales había estado tan desaprovechada. Nunca.
v)
Stephenie Meyer está reescibiendo "Crepúsculo" desde la perspectiva de Edward. Socorro.
Y por todo esto, recomiendo encarecidamente su lectura. Son un cursillo acelerado de psicología inversa en escritura creativa.
Postdata: "Crepúsculo: la película" se está rodando en estos momentos. Lo único que me interesa es que el papel de Edward será interpretado por Robert Pattinson, el malogrado Cedric Diggory en "Harry Potter y el Cáliz de Fuego". El caso Diggory es un claro ejemplo de "es mal negocio matar a un actor guapo", aunque en las
fotografías promocionales de "Crepúsculo" se parezca más a
Malcolm in the Middle que a un vampiro guapo-a-morir con el que ya encaja perfectamente con su cara natural de niño bien ligeramente ofuscado por los vapores de... de eucaliptus, por supuesto.