miércoles, 14 de mayo de 2008

Amor de papel (uno): Oh, Johnny...

La falta de inspiración y el exceso de suspiros me mueven a abrir esta sección: Un altar digital en el que venerar a todos aquellos personajes que me han inflamado las emociones a lo largo de los años. Si tuviera once años, diría que son aquellos personajes con los que quiero casarme. Para bien o para mal, ya no tengo once años, y con más o menos inocencia, inauguro esta sección con un hombre, a falta de un sustantivo más adecuado, que desprende atractivo por todos los pelos de su felina forma.

John Blacksad puede verse como un homenaje a los detectives del polard, a todos los Sam Spades y Philip Marlowes y Humphrey Bogart haciendo de todos ellos habidos y por haber por parte de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido. Pero hay algo que distingue a Blacksad de sus homólogos, y tal vez se deba a que, es un gato y, como todos los gatos, bufa y araña, pero también ronronea: John Blacksad es capaz de sonreír. Y aunque el final de "Alma Roja" me dejó destrozada, porque deseaba con todas mis ganas que John y Alma fueran felices y comieran perdices,


Y me parece que, hasta cierto punto,
los autores también se lo plantearon


después de una escena romántica profundamente emotiva (ñoña, sí, ¡y a mucha honra!), que me dejó las rodillas como la mantequilla, no pierdo la esperanza de que John Blacksad encuentre por fin el Ammor. Porque es de pecado mortal que un hombre tan atractivo, con orejas de gato y todo, ande suelto por el mundo. La tradición detectivesca suele dejar a los personajes eternamente solteros, por considerarlos pájaros de mal agüero, o solitarios existenciales, y parece que en este caso, un gato negro no hace más que corroborar el tópico. Pero on hi ha pèl, hi ha alegria, y mientras Johnny Blacksad sigue sonriendo, yo seguiré en mis trece, segura de que, muy en el fondo, sonríe para mí.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Oh, Sopa Maravilla! ¡Qué casualidad más portentosa! Estaba yo esta mañana a punto de ir a la copistería a imprimir unas cosas y necesitaba una funda rígida para evitar que los papeles se conviertan en guiñapos sanguinolentos (de tinta) en mi bolsa. Según es mi costumbre, en vez de una carpeta cogí un cómic de tapa dura, que cumple la misma función y a la par entretiene mientras espero que salgan las copias, y me decido por Alma Roja por ser el volumen de Blacksad que menos he leído. (Por cierto, continúo pensando que es el más flojito de la serie, por debajo de Un lugar entre las sombras y a años luz de Arctic Nation).

El caso es que, leyéndolo de tal modo, y deleitándome con la sensualidad gatuna de Alma Mayer, he pensado en hacer una entrada en la República de las Viñetas sobre ese personaje, el único felino de la creación capaz de enamorarme tanto por su intelecto, como por su carácter, como por su cara bonita, como por su cuerpo de infarto. Y qué bien le queda ese traje negro de intelectual de los años cincuenta.

Y ahora descubro que te me has adelantado con esta entrada. Esto no puede atribuirse al destino o fatum. Esto es espionaje industrial, M.

PD Me pregunto qué hubiera pasado en caso de acabar juntos Johnny y Alma. ¿Gatitos negros y marrones correteando en una feliz casita en los felices sesenta? No me veo a mi Alma, intelectual feminista izquierdosa, convertida en ama de casa, por mucho que ese fuera el destino de muchas de su generación. ¿Tal vez habrían ido a vivir a Europa? ¿Se habría exiliado ella a la URSS, perseguida por la Caza de Brujas? ¿La habría seguido Johnny a través de estepas y telones de acero? ¿Qué animales serían los soviéticos? Señores Guarnido y Canales, aquí tienen tema para Blacksad 4.

Anónimo dijo...

Sepa usted que la leo con atención.

M dijo...

"Sopa Maravilla" tendría que ser una expresión popular del rango de "Mecachis", o "Vatua l'olla".

¡Que venga este post de Alma Mayer! ¡Unamos las fuerzas de nuestros blogs para ejemenajear a Blacksad! Cierto, "Alma Roja" es el más flojo de los tres, pero la historia de amor es la más bonita. Yo creo que, de haber acabado casados, Alma se hubiera convertido en algo parecido a la esposa de Smirnof, que lleva a los niños a la galería de arte y monta reuniones de tapersex en casa.