lunes, 22 de septiembre de 2008

Capítulo XXI: Señora, ¿su detergente lava blanco?



Permítanme, señoras y señores, que alegre su rentrée con un poco de publicidad. No será nada, sólo unos instantes de alegres promociones que les distraerán agradablemente de los fascículos "Construye tus propios submarinos de las Guerras Boer" y la colección de muñecas Peponas de polivinilo.

Se trata, como viene siendo la tónica en este remanso sopero de letras, de algo para leer. Algo distraído y ameno para rellenar la pausa del café, o para airear la mente después de cuadrar el balance de cuentas. Sí, queridos lectores, que no se enteren sus jefes, pero desde "La ejecución del autor ha sido cancelada" les invitamos a utilizar el ordenador en su puesto laboral para menesteres no relacionados con el trabajo. "La ejecución del autor ha sido cancelada" tiene la culpa de la crisis económica. "La ejecución del autor ha sido cancelada" es un blog sedicioso y maledicente. Que se enteren los rotativos y los programas de mañana de las televisiones privadas. Que vengan las unidades móviles y los helicópteros. Que vengan Iñaki Gabilondo y Matías Prats. Que venga Belén Esteban.

Vayamos al grano. Hoy llamo a su puerta para venderles "Los Brocados del alma" (TM), un delicioso y encantador folletín de la pluma de una servidora de ustedes que ha encandilado al mundo y tiene un dedicado club de fans de aproximadamente seis lectores. Sin embargo, en este caso, qué importa la cantidad cuando estos amorosos lectores hacen fanarts de mi obra, la disfrutan como si fuera suya y encima vienen a contármelo. Eso, señores, es bastante maravilloso.

"Los Brocados del Alma" (TM) nació como una forma de rellenar una sección regular en una revista digital sin que costara mucho esfuerzo y que pudiera hacerse rápidamente. Probablemente no sea la mejor forma de empezar una gran obra de la literatura mundial, pero oigan, a mí qué me cuentan, yo sólo quería escribir un rato. Pensé que el folletín era el género ideal, porque me permitiría ser frivolona y utilizar un lenguaje rimbombante con toda soltura. En el primer capítulo aparecen un porrón de sinónimos de la palabra "noble", la mayoría proporcionados por el siempre diligente Sr. D. de Sinónimos de Word, y me quedé tan ancha, mire usted.

Así apareció en escena la condesa Olivia vom Metzger, su marido, su doncella y su hija secreta, amén de otros muchos personajes a los que mi nutrida base de lectores han aprendido a amar y odiar. Esencialmente, es una historia cursi, contada de una forma cursi. Pero para gustos, colores, y sé de buena tinta que hay gente que la disfruta. Y si no les gusta, se aguantan, hombre, que es gratis, y de todo se aprende.

Con mi mejor sonrisa de teletienda, les anuncio además que ahora es un momento inmejorable para engancharse a "Los Brocados del alma" (TM). Ya hay once capítulos publicados, con lo cual tiene uno diversión para rato. El capítulo duodécimo aparecerá en breve. Y se aproxima una espectacular concatenación de acontecimientos con episodios tan apasionantes como una caída por un precipicio, una boda desmadrada, y un marinero pelirrojo. Ahí es nada.

Les enlazo directamente al Capítulo I, por si resulta que tienen un rato tonto. Gracias por su atención, y no dejen de regalarnos con su presencia.



3 comentarios:

En la nevera dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
En la nevera dijo...

Aún no he empezado a leer tu relato, pero me pongo en seguida a ello. Por cierto, creo que más de un grande de la literatura es más grande desde que descubrió el diccionario del Word. Otra cosa es que vayan a admitirlo, y es que no sé por qué, pero parece que al gremio de la modernidad le resulta poco poético.

Anónimo dijo...

Lo del comentario suprimido le añade a esto una pátina de misterio que no veas...