sábado, 21 de febrero de 2009

Nunca digas "de ese agua no beberé y ese cura no es mi padre"

¿Nunca os ha pasado, cuando os falta poco para terminar un libro, que veis por accidente la última página, y os da por pensar "no puede ser que esta novela acabe con el mismo papel y las mismas letras con que ha comenzado"? ¿Nunca habéis pensado que los libros deberían acabar con algo más que palabras?

Imagen de iZgo


Filacterias:

del catalán, lletraferit/-ida (adj.): Literalmente, "herido por las letras". Dícese, según el GDLC, de aquella persona amante de cultivar las letras. Es decir, tenemos el veneno del teatro y ahora la... ¿puñalada de la literatura?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Para conseguir este efecto, mi querida y dilecta M, podemos recurrir las novelas mal encuadernadas de los años 60, como las de mi colección de Agatha Christie: el papel al principio es amarillento y quebradizo, para luego pasar a adoptar una consistencia parecida al de los pergaminos del Mar Muerto, con algunas páginas salteadas aquí y allá modelo "papiro del Alto Nilo", y en cuanto al final, no puede ser más sorprendente: las páginas se han desprendido de la vetusta encuadernación y recomponer la trama resulta un pasatiempo tan ameno como absorbente.