viernes, 17 de julio de 2009

Capítulo XXXIV: Dejad que los niños se acerquen a mí, ¡pero no mucho!

Al leer cosas como ésta, uno acaba pensando que George Orwell no iba tan desencaminado, y en la pérfida Albión se le tiene manía a la gente en general.

Resumo la noticia: a los autores de literatura infantil y juvenil de Gran Bretaña se les retuercen las bragas porque tienen que pagar la tramitación de una comprobación de su entorno y expediente criminal para que el gobierno se asegure de que no son pedófilos depravados y les permita dar charlas en escuelas.

La misma tasa y tramitación tienen que pagarla profesores, personal de la escuela (desde recepcionistas a cocineros), líderes scout, pediatras, asistentes sociales, socorristas de piscina y, en general, cualquier persona que tenga un contacto frecuente y/o intenso con menores (la ley también se hace extensa a adultos en situación de dependencia o vulnerabilidad, y recibe el nombre de "Vetting and Barring Scheme"). No, no sé si los curas también lo pagan.

Eso está muy bien. Que se haga lo posible por proteger a los niños con medidas preventivas como ésta, en lugar de llorar y retorcerse las manos después. Gran Bretaña se enorgullece de tener uno de los dispositivos anti-pedofilia más avanzados del mundo. También son el país con más cámaras de vigilancia por habitante. Son esas cosas que, a priori, parecen muy buena idea, o parecen estar dirigidas a fines muy nobles y muy útiles, pero cuantas más vueltas se les da, más inquietantes parecen.

Los autores que aparecen en el artículo se manifiestan "insultados" ante esta medida "ridícula", y, consideran que afectará de forma negativa la relación entre los autores y los niños que les admiran. Es fácil de imaginar que, a partir de ahora, en las clases tendrán lugar los siguientes anuncios: "Atención, niños, mañana nos visitará el autor Fulanito de Cual, QUE NO ES UN PEDÓFILO. ¿Qué querréis preguntarle?".

Es importante, repito, proteger a los niños. Muy importante. Pero también es importante no darse a la histeria colectiva y entrar en posibles espirales de desquicio como la que ésta situación podría dar pie. ¿Los conductores de autobús, también tendrán que pasar este control? ¿Los propietarios de tiendas de golosinas? ¿La gente que vive al lado de una escuela?

También cabe anotar que la gran parte de abusos a menores tienen lugar en el interior del hogar. Los padres, las madres, las familias extensas, ¿también serán sometidas a controles?

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