martes, 15 de abril de 2008

Capítulo IV: Para Beatrice... traducirte es como un perpetuo retortijón


Hoy es la primera vez que hablo de Lemony Snicket, pero, 'lo and behold, desde luego, no será la única. ADORO "Una Serie de Catastróficas Desdichas", y no entiendo por qué no se enseña en TODAS las clases de literatura de TODO el mundo, ni por qué Harold Bloom no le dedica una elegía, una epopeya o, por lo menos, un artículo en The Guardian. Necesito urgentemente que alguien me haga ver que estos libros no son tan maravillosos como creo. De lo contrario, mi sempiterna imparcialidad corre peligro.



Hay una cosa que destaca esta serie de libros, y es el reto incomensurable que supone su traducción. El pobre Néstor Busquets, quien, hasta donde yo sé, fue el responsable de la traducción al castellano de los primeros volúmenes, debió de sudar la gota gorda y merece todo nuestro respeto. Más aún si tenemos en cuenta que la serie aún no había terminado cuando empezaron a editarse los libros en España, y la interpretación errónea de una palabra pudo tener consecuencias terribles al reaparecer en un libro posterior con un significado completamente distinto (si os digo VFD, ya sabéis a qué me refiero). Lo que esta saga de novelas necesita no es un traductor, sino un equipo de diez personas de disciplinas distintas afanadas en su adaptación. ¿Sabéis como cuando en las películas se reúne al grupo de profesionales para atracar el banco? Pues, lo mismo.



Lo que me da pena es cómo, como en tantos otros casos, se ha ninguneado a estos libros por el hecho de tratarse de "literatura infantil". En manos de un editor avispado y algo travieso, estos libros, con su mimada edición de apariencia artesanal, sus extraordinarias ilustraciones y su maravillosa recuperación de la literatura como juego, no sólo conceptual, sino también visual (algo que Lemony Snicket, más bien dicho, Daniel Handler, probablemente aprendió de Laurence Sterne) se hubieran convertido, sin duda alguna, en el divertimento literario adulto de la década. Ojalá estuviéramos preparados para algo así...

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