lunes, 7 de abril de 2008

"Matilda", o el Big Bang

"Así que la joven mente de Matilda siguió creciendo, alimentada por las voces de todos aquellos autores que habían lanzado sus libros al mundo como barcos a la mar. Esos libros dieron a Matilda un mensaje de esperanza: No estás sola."

Lo de los barcos a la mar se me quedó grabado. "Matilda" fue la primera novela "de verdad" que recuerdo haber leído, y aún hoy, muchos años después, la releo un par de veces cada año y me sigue diciendo tantas cosas como entonces. La cita pertenece a la película, dirigida por Danny DeVito, con guión de Nicholas Kazan (el hijo de Elia Kazan; qué casualidad, justo ésta semana he visto "El diario de Noah", dirigida por el hijo de John Cassavettes), pero esto no va de dinastías cinematográficas, sino de libros, y, ocasionalmente, de otras cosas, aunque todo eso ya lo veremos más adelante.

Os estaba hablando de "Matilda". Roald Dahl es uno de mis escritores favoritos, porque es tan perverso que no sé cómo no le salen rayos de los ojos. Supo ganarse a sus lectores infantiles de la forma más evidente: conspirando con ellos contra los adultos. Eso que ahora hacen las malvadas divorciadas con sus hijos y se llama "alienación parental", Roald Dahl lo practicó con los hijos de todos, como muy pocos autores han logrado hacer. Lástima que esto no se hereda. Sophie Dahl, su nieta (sí, la modelo cuya fotografía para la campaña del perfume "Opium", de YSL tuvo que ser retirada de los letreros del Reino Unido y se prohibió totalmente en Francia), también escribe, pero su segunda novela, "Playing with grown-ups", es un bizcocho angsty que promete ser edulcorado hasta la náusea y no defrauda a nadie.

A lo que iba. Libros. Adoro los libros. La biblioteca de "La Bella y la Bestia" fue una de las imágenes más impactantes de mi infancia. Leo como respiro, de todo e indiscriminadamente. Luego existo.

Así que aquí se hablará de libros. De todo tipo. Y a veces también de otras cosas, como cine, cocina y pelotillas de los dedos de los pies (por poner algún ejemplo). Aunque en realidad, sé tanto sobre libros como la persona que sale de un laberinto sabe del laberinto. Pero como tengo mucho morro y porque yo lo valgo, éste va a ser, o se propone ser, o pretende ser, o quisiera ser un sitio donde se digan cosas que a otra gente le interesen lo suficiente para leerlas, y tal vez decir algo sobre esas cosas.

Así que pónganse cómodos y disfruten del viaje. Nuestras azafatas estarán encantadas de hacer su viaje más agradable. Espero que lo pasemos bien. "To die blog will be an awfully big adventure".

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hola! ¡Al final te has decidido, qué bien! ¡Podremos opinar sobre las opiniones de las opiniones de las opiniones escritas en nuestros blogs!

Espero que te vaya muy bien por quí y nos deleites y nos recomiendes libros y nos hagas entender la literatura desde más ángulos.

Anónimo dijo...

Si voy a emprender un largo viaje, exijo un zumo de naranja con su correspondiente sombrillita, y una azafata que se parezca a Helena Bonham-Carter o a una mujer de igual atractivo físico.

Eso está mejor.

Aaaah, Roahl Dal, qué recuerdos (sé que su nombre auténtico es "Roald Dahl", pero así lo escribía yo de pequeño. ¿Vas a hacer llorar a mi niño interior? Eso me parecía. Más naranjada, por favor). Como decía, el primer libro del que tengo memoria de haber leído es "Matilda". No solamente mi primera novela, sino mi primer libro en general, lo cual probablemente significa que fue la primera lectura que dejó su huella literaria en mi.

No es mi libro favorito de Roal, ese honor corresponde a "Mi Gran Amigo Gigante (G.A.G.)", una epopeya mágica, tierna y fascinante que aún hoy me emociona. Si creéis que no es para tanto, ¿cuántos autores conoceis capaces de crear una historia apta para niños con escenas de canibalismo explícito? Porque en G.A.G. los gigantes malos se comen a los niños. Y muy disciplinadamente debo añadir, que esos gigantes parecían alemanes, de tn bien organizados. Cada uno tenía su función: el desollador, el deshuesador, el troceador, el destripador, el sacaojos... Os hacéis una idea. Incluso había el ocultador, el encargado de esconder los restos del niño detrás de la cortina. Un trabajo necesario, pero ingrato, porque era el único gigante que no pillaba cacho (de carne). ¿De qué comería ese gigante? Hum, tal vez sea éste el origen de mi obsesión por los empleos creativos.

Del amigo Dal se podrían decir muchas cosas, pero yo no diría que fuera un hombre perverso. Un tanto perturbador, sí. Incluso retorcido a la hora de crear personajes siniestros. Porque cuando yo era niño no tenía miedo del coco, del monstruo de Frankenstein ni de Freddy Kruegger como los niños de bien, criados en casa temerosas de Dios. No, cuando yo era un criajo, en mis pesadillas aparecía la señorita Trunchbull, la diabólica y masiva directora de "Matilda", dispuesta a cogerme del pelo y a voltearme por encima de su cabeza hasta mandarme más allá de la valla de la escuela. Desde entonces procuro llevar el pelo siempre bien corto, para solaz de mi barbero...

Lo que más me aterrorizaba de la srta. Trunchbull era la terrible afirmación, dicha con todo el convencimiento del mundo, de que ella jamás había sido niña. En mi mente infantil aún por desarrollar, no podía concebir semejante despropósito genético. ¿Cómo puede alguien no haber sido niño jamás? Me imaginaba la señorita Trunchbull, saliendo del vientre de su sufrida madre ya completamente desarrollada, con bíceps y todo. Estremecedor. Y no, entonces no sabía lo que significa "matáfora". Todo me lo tomaba literalmente.

Y ahora que lo pienso, me estoy enrollando en exceso, que eso era solo una presentación. Suerte con tu aventura, querida contertulia, y ante todo,

¿A quién tengo que matar para que me traigan un cojín para los pies?

M dijo...

Por supuesto, caballero. No se corte un pelo, puede apoyar los pies sobre la calva del señor de delante. Sepa que nuestro zumo de naranja es recién exprimido; el piloto ha cogido las naranjas sacando la mano por la ventana mientras sobrevolábamos Valencia. Oh, y aquí tiene su sombrillita. Lo siento, sólo me quedaban de color rosa.

Si necesita cualquier otra cosa, sólo tiene que pulsar el botón naranja. ¡Ping!

J.Stemple dijo...

Oiga, perdone señorita, puedo traerme al perro? Esta muy bien educada, sabe hacer los sudoku del metro y recitar el abecedario al reves sin equivocarse ni una sola vez!

Anónimo dijo...

resiliente
Pues hombre Marta, que decirte, la serie de Hechos Desafortunados de Lemony Snicket no deberia ser para ninyos como bien has accentuado antes con tu argumento plausible. Pero crees que este humor negro propiciaria buenas ideas en mentalidad de gente adulta que a causa de su poca resiliencia se sienten deprimidos??? Es buena pregunta, a partir de alli dejo que divalges en tu hilo de pensamientos( Emocional, Racional). Por cierto el libro: La Guerra de las Religiones ha ejecutado mi mente, wno pero solo en ejemplos claro.